Ritual de Fin de año

El arte de recapitular: un camino para despedir el año y volver al centro

El fin de un año es más que un cierre cronológico: es una frontera energética, un umbral. Y una de las prácticas más poderosas para atravesarlo con lucidez es la recapitulación, un arte ancestral que nos invita a revisar, ordenar y liberar la energía atrapada en nuestras experiencias pasadas.
 

La recapitulación no es simplemente recordar. Es mirar con el cuerpo, con la respiración y con el corazón. Es una búsqueda interior que nos permite reunir las partes de nosotras/os que quedaron dispersas en distintos momentos del camino. Tal como describe Taisha Abelar en su tránsito por el mundo de los brujos, la recapitulación es una disciplina que abre puertas internas, un ejercicio de consciencia que nos devuelve la energía vital que perdimos por descuido, dolor o inercia emocional.
 

En esta práctica, revisamos nuestras historias no para revivirlas, sino para desanudarlas. Observamos sin juicio, agradecemos lo aprendido y soltamos aquello que ya cumplió su función. Cada recuerdo se convierte en un hilo que recuperamos desde el pasado para traerlo de vuelta a nuestro presente. Recapitular es volver a habitarte.

Cuando despedimos el año desde este arte, algo profundo sucede: dejamos de arrastrar viejos pesos, reordenamos nuestro campo interno y abrimos espacio para lo nuevo. El cierre deja de ser simbólico y se vuelve energético. Es un acto de higiene emocional, de recuperación del poder personal y de claridad hacia el camino por venir.

Recapitular es un regalo que nos hacemos: limpiar, integrar y regresar completas/os al aquí y ahora. Y así, con la energía recogida y el alma más ligera, podemos cruzar la frontera hacia un nuevo ciclo con los ojos despiertos y el corazón libre.